EL SONIDO QUE ERA
El género jazzístico pierde vigencia en la gran pantalla pese a su alta presencia en festivales veraniegos aunque persiste en proyectos personales como la próxima ‘Miles ahead’
Para muchos una música estacional. De verano. Con especial presencia en ciudades como Gasteiz o San Sebastián, el jazz resuena estos días entre olas, plazas, clubes y pabellones desde una concepción prácticamente underground y con tintes elitistas pese a que hace unas cuantas décadas se tratara del género imperante como documentan hoy múltiples trabajos cinematográficos.
El género jazzístico pierde vigencia en la gran pantalla pese a su alta presencia en festivales veraniegos aunque persiste en proyectos personales como la próxima ‘Miles ahead’
Para muchos una música estacional. De verano. Con especial presencia en ciudades como Gasteiz o San Sebastián, el jazz resuena estos días entre olas, plazas, clubes y pabellones desde una concepción prácticamente underground y con tintes elitistas pese a que hace unas cuantas décadas se tratara del género imperante como documentan hoy múltiples trabajos cinematográficos.
Considerada, a día de hoy, una música de corte primordialmente
clásico y minoritario, lo cierto es que el jazz ha revestido con sus notas
miles de producciones cinematográficas hasta el punto de considerarla como el
género con una relación más cómplice hacia el séptimo arte por su carácter
preeminente en épocas pasadas. Un buen argumento a favor de esta sentencia
lleva el título de la primera película que se realizó con sonido. El cantor de jazz (1927) de Alan Crosland -más tarde se realizarían dos remakes- dio el
pistoletazo de salida al cine sonoro refrendando la vigencia que el estilo de
Nueva Orleans tenía por aquellos tiempos.
Hablar del cine al que acompañó este género desde la
aparición del sonoro es como contar los pelos de la cabeza aunque existen
cintas donde esta música destacó sobremanera. Las hay como Anatomía de un asesinato (1959), donde las composiciones de Duke Ellington se sumían con
naturalidad entre la precisa narración de Otto Preminger o El hombre del brazo de oro (1955) en la que el submundo jazzístico configuraba un contexto indispensable
en la historia, también de Preminger. Los créditos de ambas fueron, además,
elaborados por el inmenso Saul Bass en una muestra de la minuciosidad del
director de origen austriaco.
El gran público tendrá en mente otras referencias como
Ragtime (1981) de Milos Forman quien constataría, tres años después, su
querencia por el pentagrama en Amadeus. Musicales como el New York, New York de
Scorsese, De Niro y Lizza Minelli o cintas que se sumergen en el ambiente de
los clubes como Round midnight (1986) de Tavernier con el saxofonista Dexter
Gordon en el papel protagonista han conformado este subgénero desde sus propias
entrañas. Sin embargo, los menos instruidos pueden acercarse a esta confluencia
artística desde propuestas menos incisivas en el asunto aunque de alta calidad
como Acordes y desacuerdos (1999) de Woody Allen; Mo’ better blues (1990), de
Spike Lee, Kansas city (1996) de Robert Altman o Cotton Club (1984) de Coppola.
En caso contrario, el género documental es una buena opción con trabajos que
van desde el popular Calle 54 (2000) de Fernando Trueba o Thelonius Monk: straight, no chaser (1988), biopics como El ocaso de una estrella (1972) sobre
Billie Holliday o cine tan underground como el de John Cassavettes en Too late blues (1961).
Miles en el horizonte
Un sinfín de ejemplos propiciados por lo imperante del jazz
durante buena parte del pasado siglo como puede comprobarse a través de las
filmografías de compositores como Lalo Schifrin con trabajos más apegados a la
cultura popular como Bullit (1968), Operación Dragón (1973) o Misión Imposible (1966), la serie. Un sinfín de
ejemplos que se han ido reduciendo con el pasar de los años por la revisión del
jazz por parte de su público para encuadrarlo en un ámbito minoritario. Pese a
todo, los fans del género siguen teniendo motivos para acudir a las salas. El
próximo, el biopic sobre Miles Davis, Miles ahead, que firmará Don Cheadle para 2015 como
director, guionista y protagonista, con música de Herbie Hancock en un proyecto
que ha salido adelante bajo la fórmula del crowdfunding. Así están las cosas.
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